Desgraciadamente estamos en una tierra donde, a la que le das cualquier personajillo una simple gorra, se cree más importante que un ratón encima de un queso por lo que ya pocas cosas sorprenden. Por eso y conociendo el percal, no es que me sorprendiera la premura que se dieron ayer día 15 de julio los encargados municipales de tapar pintadas (curiosa profesión ¿dónde se opositará a esto?) en cubrirlas.


Lo que si me dejo estupefacto, supongo que debido a que andarían un poco justos de pintura, fue la habilidad de los operarios para seleccionar casi exclusivamente las relacionadas de una u otra forma con nuestra “querida” alcaldesa Barcina. Estas y otras pintadas, aparecieron cual champiñones silvestres de forma esporádica en la calle Tejería tras el pobre de mí, tuvieron menos vida útil que la Cherry Coke ya que para el mediodía del día 15 cualquier atisbo de las mismas, aparte del brochazo que las cubría, era ya historia.

Del resto de pintadas ya veremos, si tras el vaciado post-sanferminero de la ciudad, algún pintor de brocha gorda se acuerda de ellas. Ya de paso, Yolanda Mon Amour, a ver si a la que pasan se acuerdan de todos y también tapan las que les han hecho a unos amigos en el portal (y si es verdad que van mal de pintura que uno no quiere ser mal pensado, no se preocupe que ya la pondrán ellos)

HALA BEDI!